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Transcurría el día 4 de mayo de 1949: El Torino F.C. es uno de los equipos monarcas del fútbol italiano, peleando de par en par con su vecino y hoy superior Juventus de Turín. El "Toro", por aquel entonces, contaba con uno de los planteles más importantes de la época. Las estadísticas son frías y este conjunto ganó 5 torneos de Serie A consecutivos, tuvo una racha de 93 partidos consecutivos sin perder, entre ellos, una goleada por 10-0 al A.C. Milán, y además, de los 11 titulares de la Selección Italiana de Vittorio Pozzo, 10 eran jugadores del Toro.
En Lisboa, se preparaba un adiós: Después de casi toda su carrera jugando en el Benfica, el mediocampista Xico Ferreira anunciaba su retirada y desde Portugal el conjunto de las “Águilas” preparó un evento para despedir a su capitán, ningún equipo mejor para la época que el “Grande Torino”, que en su delegación movía a los más importantes periodistas, pero con una baja importante: Sauro Tomá, defensor titular para el “Toro” y la “Azzurra” se había lesionado el menisco derecho y no llegó a viajar con su equipo a la capital portuguesa.
Espectáculo maravilloso le tocó presenciar a toda la afición lisboeta en la despedida de su capitán, pero lo que no sabían los presentes en aquel entonces, era que ese día verían el último XI del “Grande Torino”.
El ProPatria le dijo al Grande Torino que le prestaba a un jugador húngaro que se destacaba en el terreno, identificado bajo el nombre de Ladislao Kubala, un exiliado de su natal Hungría por estar en contra del Sistema Comunista. Suspendido un año por petición del Gobierno Húngaro por su exilio, Kubala era propiedad del ProPatria aunque jugaba para un equipo de exiliados de su país por culpa de la sanción. El plan era, Kubala jugaría este amistoso en Lisboa y se reportaría con el ProPatria de Italia al acabar el amistoso, sí, se tenía en planes que el nuevo refuerzo viajara en el mismo vuelo donde iban los integrantes del Grande Torino, y es que todo estaba a punto para que el jugador se marchara a Portugal cuando se enteró de que su mujer y su hijo habían logrado escapar de Hungría. Ladislao cambió de planes y se marchó a Udine a reunirse con sus familiares.
Las condiciones climáticas en Milán no eran las adecuadas, con densas neblinas y una lluvia garrafal, los pilotos decidieron que no aterrizarían en el Aeropuerto de Malpensa, ubicado en la capital de la moda, sino que irían directo al Aeropuerto de Caselle, en Turín. Evadiendo el mal clima no vieron la Catedral y cuando el reloj marcaba las diecisiete horas con apenas cinco minutos, (17:05 ó 5:05 PM) los grandes ídolos de la afición del Estadio Filadelfia pasaron a ser parte de un avión envuelto en llamas. La Basílica de Superga, en el monte con el mismo nombre en la ciudad de Turín se ha convertido en escombros después de que el Fiat G.212 se estrellara con el muro de contención en la parte posterior. La tumba de gran cantidad de Monarcas de los siglos pasados veía a 31 personas más perecer.
Nombres pesados para la historia del Fútbol Italiano vieron su final ese 4 de mayo: Valerio Bacigalupo, Aldo Ballarin, Dino Ballarin, Émile Bongiorni, Eusebio Castigliano, Rubens Fadini, Guglielmo Gabetto, Ruggero Grava, Giuseppe Grezar, Ezio Loik, Virgilio Maroso, Danilo Martelli, Valentino Mazzola, Romeo Menti, Piero Operto, Franco Ossola, Mario Rigamonti, Július Schubert. Fallecidos, el entrenador Leslie Levesley y su asistente Egri Erbstein, fallecidos, Renato Casalbore, Renato Tosatti, Luigi Cavallero eran por aquel entonces los periodistas más destacados de la prensa italiana, Casalbore inclusive era el fundador de un diario muy importante hoy en día en Italia como TuttoSport. Muertos, junto a ellos los dirigentes Arnaldo Agnisetta e Ippolito Civalleri junto con los 4 miembros de la tripulación, víctimas del mal clima y una mala visión. Kubala es un tipo con suerte y por no jugar un partido el destino le preparó ser jugador y leyenda del F.C. Barcelona. Sauro Tomá estuvo un par de años más en el "Toro" antes de irse a jugar al Brescia y retirarse en el Bari. Hoy en día, Tomá es el único jugador sobreviviente de aquel plantel del “Grande Torino” tras la muerte del segundo guardameta, Renato Gandolfi, en 2011. Si el lector considera que lo mencionado es un momento triste, imaginen la llamada y el momento en el que la policía llamó a Vittorio Pozzo, quien era el DT de la Selección Italiana para notificarle sobre el accidente y solicitarle que vaya, para identificar los cadáveres, poca gente tenía el contacto y el cariño que Pozzo le tenía a los jugadores del Torino, él los identificó.
El Torino fue proclamado campeón del torneo. El día del funeral medio millón de personas fueron a la plaza principal de Turín para dar el último adiós a los campeones. El impacto en la sociedad italiana fue de tal magnitud que al año siguiente la selección "Azzurra" fue al Mundial de Brasil 1950 en barco.
Tras conocerse la noticia del accidente, inmediatamente River Plate, mediante su presidente Antonio Vespucio Liberti, tuvo la idea de que el club millonario tenía que acudir a Italia en una cruzada de solidaridad humana y deportiva, con el único fin de recaudar fondos a beneficio de los familiares de las víctimas, hecho que finalmente se concretó el 26 de mayo y al que acudieron todas las figuras riverplatenses, dejando en Buenos Aires a un equipo “B” para enfrentar al, en aquel entonces puntero del Campeonato Argentino, el Racing Club de Avellaneda.
El partido se jugó ante una multitud que superó largamente los 70 mil espectadores y que ovacionó a la delegación riverplatense en todo momento, desde que desfiló ondeando banderitas de Italia y Argentina hasta el silbato final del árbitro. Antes del inicio, las delegaciones intercambiaron banderines, flores y obsequios, entre los que estaba la camiseta número 10 del Torino que había usado el gran Valentino Mazzola. Instantes después, una banda militar interpretó los himnos italiano y argentino, siendo éste estruendosamente ovacionado por todo el público. Finalmente el partido terminó con empate en dos tantos en el marco de un encuentro muy bien jugado. Los goles de River fueron marcados por Ángel Labruna en la primera parte y Alfredo Di Stéfano en la segunda. Tras el final, el propio entrenador del Torino Símbolo, Ferruccio Novo, declaró que “los argentinos tienen un magnífico control del balón”, mientras que Liberti aseguró que el juego de ambos equipos había sido “magnífico”.
Tres días después, los suplentes de River derrotaron a Racing en La Bombonera, con dos tantos de Emilio Fizel y uno de Ramón Moyano. Sin embargo, el gran triunfo riverplatense había sido en Italia, con el reconocimiento unánime brindado a River por su solidaridad y su generosidad. Fue el comienzo de una estrecha relación con el Torino, puesto que a partir de ese momento y durante varios años, River cambió su camiseta suplente, y pasó de la tradicional tricolor a la granate cuando la ocasión lo requería. Incluso se volvió a jugar ante el "Toro" tres años después, el 16 de enero de 1952 (empate a tres, con dos goles de Vernazza y uno de Labruna) y ahí se renovaron los lazos entre ambas entidades y se homenajeó a las víctimas de Superga.
Es hasta nuestros días que la hinchada del Torino siente a River como una institución hermana y lo ha puesto de manifiesto en numerosas banderas de agradecimiento, con muchos hinchas con camisetas de River en sus tribunas e incluso con una casaca especial con banda cruzada que el club realizó para festejar su centenario. Para ellos, River también está en su corazón...
Por su parte, la hinchada Riverplatense se guarda mucho cariño de su similar italiano y aunque sea por un incidente de hace más de cincuenta años, el cariño prevalece entre la afición que asiste al Monumental en Buenos Aires, estadio que lleva su nombre en honor al presidente que se le ocurrió ser solidario, Antonio Vespucio Liberti.
En cuanto al Torino FC, nunca volvería a ser el mismo. Pronto perdió la categoría, que recuperaría diez años más tarde, y tardaría 27 años en proclamarse de nuevo campeón del Scudetto, primer y único título de liga logrado por el club desde la trágica desaparición de Il Grande Torino. Fue en la temporada 1975-76, de la mano del insaciable goleador Paolino Pulici. Ocho años antes, también habían conquistado una Copa de Italia.
Al que le suena el apellido “Mazzola”, probablemente sea del hijo de Valentino, Sandro Mazzola, quien también hizo leyenda par de décadas después jugando para el Inter de Milán. ¿Y cómo terminó aquel amistoso entre River y Torino? Mejor véanlo ustedes mismos.
Con más nada que agregar, agradecer la colaboración y disposición a Fabrizio Cuzzola, uno de los redactores de este informe. Agradecer a LaPaginaMillonaria.com y los blogs de La Pelota No Dobla e historiasdeldxt por su apoyo tanto en información cómo en material visual.